La respuesta definitiva
Comúnmente cuando le preguntas a un fumador “¿Por qué fumas?”, una de las razones más recurrentes que te da es me relaja y ayuda a reducir el estrés. Pero ¿Esto es cierto o solo un mito?
De acuerdo a investigaciones recientes, se demuestra que este puede no ser el caso. De hecho, los fumadores pueden estar más estresados que los no fumadores.
El Centro de Investigación Pew descubrió en un estudio que más fumadores dijeron que experimentaban estrés frecuente en sus vidas diarias, que los ex fumadores y los no fumadores. El 50% de los fumadores encuestados dijeron que experimentaron un grado alto a moderado de estrés, mientras que solo el 35% de los ex fumadores y el 31% de los no fumadores se sintieron de la misma manera.
El estudio también encontró que los fumadores en general, tenían menos probabilidades de estar “muy felices” y además se sentían menos satisfechos con sus familias, sus empleos y el nivel de vida. Esto debido en parte a los problemas de salud, financieros y sociales relacionados al tabaquismo.
Entonces ¿Por qué se dice que fumar quita el estrés?
La verdadera razón
Irónicamente, el único estrés que controla el fumar es la ansiedad propia de la adicción. Es decir, básicamente es un círculo vicioso.
Es importante recordar que la nicotina es una sustancia altamente adictiva que genera tolerancia y dependencia en el cuerpo. Luego de que la cantidad de nicotina disminuye en el torrente sanguíneo, el cerebro activa una alerta de “necesidad de fumar” que es muy similar al hambre. Solo que, a diferencia de la comida, si no fumas lo antes posible aumentan considerablemente los niveles de ansiedad y el estrés.
La falta de nicotina en un fumador se describe como una sensación de “vació” que puede ocasionar desconcentración e irritabilidad; y en casos más severos en algunas personas: irá y depresión. Sin embargo, luego de prender un cigarrillo en pocos segundos se recupera el estado de ánimo y disminuye la tensión. Por eso muchos creen que “fumar relaja”, aunque lo único que sucede es controlar el síndrome de abstinencia.
¿Cómo controlar la ansiedad luego de dejar de fumar?
Si bien, los síntomas de la abstinencia son muy desagradables (y más en los primeros días), lo cierto es que muchas veces son más psicológicos que físicos.
A diferencia de otras sustancias, la dependencia física a la nicotina no es tan grave. Incluso, lo normal es que dentro de las primeras dos semanas el cuerpo ya se haya adaptado prácticamente por completo.
A pesar de que los síntomas físicos no son graves, para algunas personas puede ser complicado controlar la abstinencia. En ese caso, traemos una lista de consejos:
- La forma más efectiva y simple de calmar los síntomas, es utilizar algún método sustituto de nicotina, como pueden ser los famosos parches y chicles.
- Hay métodos naturales que ayudan a controlar el estrés y ansiedad causados por dejar de fumar. Para más información visita nuestro artículo: 12 métodos naturales que te ayudarán a dejar de fumar.
- Otro método para sobrellevar el estrés es realizar ejercicios de respiración y meditación. Por ejemplo: cada que tengas ganas de fumar, realiza un par de respiraciones profundas.
- Bebe al menos 2 litros de agua todos los días. Esto te ayudará a eliminar la nicotina y otras sustancias relacionadas con el tabaquismo de tu sistema
Recapitulando
- El cigarrillo solo calma el estrés de la adicción, no el de los problemas de la vida diaria.
- Los no fumadores (gente que nunca ha fumado y ex fumadores) sufren menos estrés que los fumadores.
- El proceso de adaptación a la eliminación de la nicotina es de 15 días a un mes. Luego de este tiempo, la dependencia física desaparece completamente.
- Antes de dejar de fumar, es importante elegir un método. Esto te ayudará a sobrellevar los síntomas más desagradables. Ver más: ¿Cómo dejar de fumar? Guía paso a paso
- Si ya dejaste de fumar, el “solo un cigarrillo” no resolverá los problemas de estrés. Al contrario, puede ocasionar que regrese la ansiedad de la adicción.
- Si sufres problemas de estrés cotidiano, intenta hacer ejercicio, yoga, meditación, etc.